jueves, 26 de septiembre de 2024

martes, 10 de septiembre de 2024

Rafael Suñén Beneded

1892 Layana - ¿1936?

Químico e inventor español, oriundo de Layana.



De familia acomodada, los padres de Suñén murieron cuando aún era joven, de forma que él y su hermano quedaron bajo el cuidado de un familiar que les llevó a un colegio Marista de Barcelona. 

 

Siendo aún muy joven se alistó como aviador para ir de voluntario a África. De sus tiempos entre aviones nació su primer invento, patentado en 1921: unas alas que daban a las aeronaves más estabilidad que las tradicionales. Evaristo Fábregas actuó como mecenas, construyendo un prototipo que superó todas las pruebas de la Escuela Catalana de Aviación. A pesar de su éxito, nunca llegó a fabricarse con intenciones comerciales.

Solo un año después diseñó un fuselaje especial que mantenía la presurización de los aviones, permitiendo que la tripulación trabajase sin problema a miles de metros de altura. Hizo llegar su invento a las autoridades militares, que también lo evaluaron y le dieron su visto bueno.

De la misma época data su interés por la política. Suñén mantuvo una intensa actividad política, siempre ligado a opciones conservadoras, monárquicas y de derechas. En 1927 recogió firmas para solicitar la retirada de una estatua que representaba a una mujer desnuda, y contribuyó a crear las Juventudes Recreativas Patrióticas, una entidad tradicional y españolista que terminó integrándose en Unión Patriótica. Era recibido a menudo por Primo de Rivera, y sirvió durante los primeros años de la dictadura como censor del gobierno en Barcelona.

Cuando en 1931 se declaró la Segunda República, prefirió emigrar a París, donde conoció a otro español que sería clave en su trayectoria: Juan Jaime Puig, dueño de un taller de coches. Fue de esa relación de donde surgió la idea de crear un nuevo combustible, petróleo sintético económico. Aunque no fue el primero que lo intentó, ya que en Alemania ya se trabajaba en extraer hidrocarburos a partir del carbón, la idea de Suñén contemplaba partir de vegetales y de materiales de desecho, lo que aseguraría unos precios mucho más bajos que los del petróleo normal.

El procedimiento ideado por Suñén se basaba en crear un gas de síntesis a partir de carbonato (por ejemplo caliza), cualquier forma de carbono (carbón vegetal en este caso) y vapor. Aplicando ciertos procesos químicos a ese gas se podía sintetizar combustible líquido. Esta última fase, llamado proceso Fischer-Tropsch, había sido patentada en los años 20 en Alemania y probada en un programa piloto en 1934. Que Suñén la conociese y emplease en 1935 demostraba que estaba a la última en el desarrollo científico y tecnológico en su campo.


Suñén realizó pruebas en la Academia de Ciencias de París, y tanto el jefe del Estado Mayor francés como el Foreign Office británico y delegados de Mussolini se interesaron por sus desarrollos. En una época de tensas relaciones internacionales en Europa, con la Segunda Guerra Mundial en ciernes, alcanzar la independencia energética y hacerlo a bajo coste era un objetivo más que deseable para todas las potencias. Y eso era precisamente lo que el zaragozano prometía.

Aunque despertó el interés de países como Francia, Inglaterra o Italia, su intención nunca fue otra que utilizar su invento en España: “[Mi invento] representa la mayor conquista que España haya hecho en los tiempos modernos".

Sin embargo, todo quedó en nada con el estallido de la Guerra Civil. Fuertemente significado los años anteriores, Suñén pasó varias semanas escondido en Madrid, hasta que, más tranquilo, decidió entregarse. Su familia recibió una carta suya explicándole que estaba en la cárcel Modelo (situada en el mismo lugar que hoy ocupa el Cuartel General del Ejército del Aire), pero cuando acudieron a llevarle ropa y algunas pertenencias, les aseguraron que no había ningún Rafael Suñén en sus archivos. Nunca se volvió a saber de él. 

Según su familia pudo ser víctima de los fusilamientos de Paracuellos de Jarama perpetrados por fuerzas republicanas.