martes, 3 de diciembre de 2024

Ignacio Mayayo


 

Ignacio Mayayo nació en Layana, provincia de Zaragoza, el 21 de Diciembre de 1953.  Su infancia y adolescencia transcurre en dicho pueblo, cursando estudios de bachiller en Sádaba y Ejea de los Caballeros. 


Entre los años 1970 y 1973 estudia Arquitectura Técnica en Burgos, profesión en la que trabajará esporádicamente.

De inclinación temprana por el arte, expondrá por primera vez en 1975. Sus primeras obras son de clara influencia surrealista.

Profesor de la Escuela de Artes de Zaragoza desde 1979 a 2019.

Su obra plástica evoluciona a partir de 1983, momento en el que abandona el surrealismo. Se encamina desde entonces hacia un realismo naturalista, utilizando como técnica principal el óleo sobre lienzo, sin abandonar su interés por el dibujo y la obra gráfica.


Mayayo es un artista completo: retratista, un pintor de paisajes, de escenas y figuras; también es el pintor de Zaragoza (como lo fueron Juan José Gárate, Francisco Marín Bagües, y más recientemente, Salavera, Laborda o Pepe Cerdá), y a la vez un pintor rural. Aquí se aprecian paisajes como: Amanecer (2009), Conde Aranda (2020), Huertos de Ranillas (2019), o El puente de Piedra nevado (2021). En todos ellos el artista nos invita a contemplar y reflexionar sobre Zaragoza, que sigue manteniendo zonas que imantan nuestra mirada; en cambio, en las escenas urbanas, el artista busca en sus composiciones diferentes perspectivas, ángulos y situaciones que hacen recordar al visitante el pasado brillante de esta ciudad.



Entre los años 2014-2022 pintó cuadros de personas bañándose en las pozas del Prepirineo. Inevitablemente, la mayoría de estos óleos nos recuerdan al modo en que Sorolla representaba su pasión por el agua y la carne. Sobre todo por ese aire impresionista que conservan ambos pintores, y que alude a la pintura a plein air. Los personajes y animales que aparecen en los cuadros de Mayayo nadan, se mueven o retozan sobre el agua; son, en definitiva, escenas de disfrute y de fusión con la naturaleza.

Mayayo hace sentirse cómodas a las mujeres que posan para él, sentadas plácidamente, recostadas como si fueran majas goyescas, a veces dormidas sin ningún atisbo de preocupación, algo que también logra en sus magníficos desnudos: Desnudo sobre sábanas (1987), Desnudo de pie (2006), o en Joven dormida (2014). Se trata de desnudos afables, alejados de voyerismo y de obscenidades, en los que el artista se toma su tiempo para ir mucho más allá y mostrar al espectador los detalles y los gestos casi invisibles de las modelos. En sus cuadros de figuras y escenas alegóricas encontramos cierta teatralización, – son fruto de los años en los que el artista realizó escenografías para el grupo de teatro El grifo o para la Compañía de Teatro Cómico de Zaragoza y esas experiencias se aprecian en los cuadros: Entre bastidores, o en Maquillaje para escena (1987)-.





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