Este género de coleópteros, Blaps, perteneciente a la
familia de los tenebriónidos (Tenebrionidae) se caracteriza por ser eminentemente nocturno y por su alimentación detritívora.
Se han asociado con el mal agüero o como
anunciadores de la muerte. Antiguamente era mucho más frecuente que ahora que en
las casas hubiese ratones que almacenasen sus reservas de alimento entre las
paredes del edificio, y aprovechando este recurso aparecía el Blaps. Cuando los
alimentos escaseaban, los insectos se veían obligados a salir a
buscar comida y era el momento en que podían ser sorprendidos caminando por las
habitaciones. Podemos deducir que si la comida escaseaba para ratones e
insectos, también escaseaba para los humanos, y si existía desnutrición
abundarían las enfermedades, por tanto, ver un escarabajo de estos por casa se
asociaba como un presagio de la muerte.
Son ápteros, es decir, con las alas atrofiadas,
habiendo perdido la capacidad de volar.
Los métodos defensivos de estas especies, además de
su coraza, consiste en la presencia de unas glándulas que despiden un líquido
de olor nauseabundocuando son molestados para ahuyentar a sus posibles
predadores. Algunas especies combinan el mal olor con la técnica de la tanatosis, pudiendo fingir su muerte durante más de 15 minutos.
La Iglesia de Layana es de estilo
románico, de finales del siglo XII y dedicada a Santo Tomás de Canterbury (al
que mataron en 1170).
Localizada en la zona alta del
casco urbano y bien visible desde las llanuras adyacentes, sufrió dos reformas
importantes: la primera, a finales de la Edad Media, en el siglo XVI y la
segunda, en el año 1968.
Sus dimensiones son de 16,5 m de longitud y 7,7 m de anchura.
La portada original tenía 2,07 m
de anchura y la nueva, 1,65.
Tiene planta rectangular rematada
por medio de una cabecera absidal de forma semicircular a la que originalmente
abría tres estrechas ventanas de medio punto, la central oculta por el retablo.
Al exterior cuenta con una serie
de refuerzos en forma de contrafuertes de planta cuadrada adosados al lateral
meridional, llegan a ser cinco, que continúan en la zona absidal.
La reforma del siglo XX aunque
buscó similitud formal con la original, impregnó a la roca una tonalidad más
clara, trabajada y pulida frente a las estrías de los sillares primigenios.
La fachada, en la que cuentan los
vecinos de cierta edad que sirvió de pared para jugar al frontón cuando eran
chicos, culmina con una peineta con tres grandes vanos de
medio punto para sus campanas.
La decoración interior es también escasa, apareciendo el muro desnudo y con la piedra vista a
excepción de dos elementos diferenciadores: los capiteles y una franja de ajedrezado
compuesto a base de tres hileras de billetes en la zona del ábside, toscamente
rehecho a base de cemento en alguno de sus tramos. Los capiteles constituyen
uno de los elementos más cuidados del trabajo de los artistas románicos en el
templo, individualizados y con labras poco complejas, consistentes en motivos
vegetales esquematizados, casi a modo de reinterpretación de hojas de acanto,
unidos con detalles antropomorfos, palmetas y flores inscritas en el interior
de lazos.
La portada de acceso original, muy sencilla, cuenta con
tímpano decorado mediante tres circunferencias talladas en la piedra. La
central es la de mayor tamaño y posee un fino resalte, quedando inscrito en su
interior un estilizado crismón de brazos curvos, completado con la presencia de
las letras griegas alfa y omega, así como una cruz. Sobre el crismón se alza
una Dextera Domini, que también aparece asociada al crismón en otros templos de
Cinco Villas. En las otras, de escaso relieve, se reconocen los abituales
motivos cósmicos de enmarque de crismón: una representa un sol en forma
estrellada de veintiuna puntas, destacada sobre el fondo rehundido, mientras
que en la tercera se reconoce un creciente volteado, símbolo de la luna.
* Salvo la primera las demás fotos están sacadas de la web romanicoaragones la cual aconsejo a visitar. Más información clic aquí.
El Huso y la Rueca son dos monolitos hincados en vertical en el terreno, de manera que sobresalen 3 metros y 10 centimetros por arriba y se hunden un metro por debajo.
Se encuentran en el término municipal de Sádaba, a unos 2 kilómetros de Los Bañales, en un montículo en dirección sur desde otro que no es más que el cerro del Pueyo de Los Bañales, en torno a los 500 metros de altitud.
Sobre su origen hay diversas teorías:
Para Javier Andreu Pintado (director de las excavaciones del yacimiento de los Bañales) serían de origen romano bien formando parte de un hito terminal que marcaría el final del área urbana de la ciudad de Los Bañales (de nombre aún por confirmar) o bien serían una señal, referencia, para los viajeros que desde la vía de Caesar Augusta se dirigían hacia los Pirineos pasando por esta ciudad de los Bañales avisando de la presencia de la misma.
Para Carlos Ollés Estopiñá (escritor de libros como Lugares mágicos de Aragón, amante de los misterios y enigmas, colaborador en Aragón Radio en el programa Aragón Mágico en La Cadiera) podrían ser incluso vestigios más antiguos que los romanos. Cumpliría el servicio de calendario solar, típico de los celtas, ya que en los solsticios, al amanecer y anochecer, la sombra que proyecta el sol en uno de los monolitos, coincide con la del otro y la prolonga en línea recta.
En cualquier caso alrededor de ambos monolitos, se han alimentado desde tiempo atrás entre los lugareños tanto de Uncastillo, Sádaba, Layana y Biota, leyendas a tener en cuenta. En unas el protagonista es Hércules, en otras (como para los de Sádaba) es Sansón. Gigantes capaces de mover monolitos de ese tamaño como si fueran juguetes.
Así estas leyendas vienen reforzadas por la existencia de unas marcas, cazoletas o bien podrían ser zapatas para cimentar diversas estructuras en el cerro del Pueyo de Los Bañales. Éstas serían las huellas de algunos de nuestros gigantes protagonistas que entablaron lucha con el diablo. Por ejemplo podemos imaginar a Hércules en el momento de la faena: inspira profundamente, aprieta los dientes con rabia y agarra las piedras con la musculatura tensa y los pies firmes en el terreno. Ante un público atónito y quizá temeroso, las lanza a distancia hasta que van a parar al cerro donde se encuentran en la actualidad. Tras el lanzamiento, según la leyenda, se sienta e impregna la huella de su trasero y de su proeza en la roca para siempre.
En versión de los sadabenses, al parecer fue Sansón quien las lanzó hacia el monasterio de Cambrón donde estaba el diablo y éste devolvió una que cayó en la bajada de la atalaya de Sádaba, donde hoy se puede ver un pilón que recuerda el acontecimiento.
Adjunto un vídeo del programa Los Secretos de las Piedras, de Aragón TV, donde Eugenio Monesma en 2013 entrevista a Javier Andreu:
Y también adjunto un enlace, clic aquí del programa La Cadiera de Aragón Radio, Aragón mágico: el huso y la rueca de las Cinco Villas.
Para acceder a estos monolitos lo más fácil y directo es desde Layana, coger la pista a la derecha que hay nada más pasar el cementerio. Poco a poco iremos viendo a lo lejos el cerro donde se asientan el Huso y la Rueca.
De este animal carnívoro de la familia de los mustélidos, sólo tengo la huella y desde el 29 de julio, un video corto de escasa calidad, fruto de mi primer avistamiento.
Foto tomada de la Red
El tejón es de hábitos nocturnos, pudiendo comenzar sus salidas al crepúsculo, siendo muy raro observarlo a plena luz del día.